Letitia Oivas
KIEV, 30 de mayo (apro).- El hotel Pazazh, en Kiev, tiene seis habitaciones que se alquilan a los turistas. Hasta hace poco muchos eran rusos, pero hoy estos ya no vienen y la clientela es mayoritariamente occidental. “La vida continúa”, dice Anastasiya, la casera que regenta el lugar, mostrando un especial tesón para aparentar calma.
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