XALAPA, Ver. (proceso).- Sentado en un sofá de su recámara, el escritor y diplomático Sergio Pitol sonríe. Luce un pantalón negro, camisa azul de manga larga y una boina oscura. Lo acompañan varias fotografías de sus familiares, un dibujo de Marek Keller pintado por Juan Soriano, un cuadro de Oscar Kokoschka y un librero con sus volúmenes traducidos al italiano, polaco y ruso.
Su enfermera Mary Campos Hernández, su chofer Rafael Gerson Huerta Díaz y su cocinera Carolina Contreras Hernández se encuentran presentes. Los tres lo cuidan, junto con otro enfermero, Eduardo, las 24 horas del día, porque el autor de El arte de la fuga ya no puede levantarse ni comer solo. Los tres primeros narran que llegaron por primera vez al hogar del traductor, calle Pino Suárez, desde las 7 de la mañana del 22 de diciembre de 2016.
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