GUADALAJARA, Jal. (apro).- Por fuera parece un inmueble cualquiera, un club sin mayores pretensiones, una casa de descanso de no más de dos hectáreas que se ubica en la esquina suroeste de una interminable manzana, en la colonia San Pedrito, municipio de Tlaquepaque.
Es la Casa Alberione, una de las residencias donde la Iglesia católica utilizó para dar refugio a sacerdotes acusados de pederastia, según acaba de revelar el cardenal emérito Juan Sandoval Iñíguez.
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