CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Podría ser la crónica de un cónclave anunciado. O una escenificación del corrido Jefe de Jefes, de Los Tigres del Norte. O también una recreación de la novela El Padrino, de Mario Puzo. Lo cierto es que a las celebraciones de los 70 años del expresidente Carlos Salinas de Gortari, acudieron todos los que le deben favores, los que le temen, los que buscan su apoyo y muy pocos los que lo quieren. Prácticamente, ningún “ciudadano de a pie”, todos con un ejército de escoltas y muchas incógnitas sobre el futuro de la clase política que el festejado representa.
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