La Constitución capitalina,  un parto con dolor

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- El anhelo de autonomía que la capital del país tiene desde hace más de 30 años se materializó el pasado 31 de enero. En la casona de Xicoténcatl –antigua sede del Senado– se le puso punto final a la primera Constitución de la Ciudad de México. Sin embargo, el logro de la Asamblea Constituyente no tuvo un camino terso: hubo renuncias, acusaciones de discriminación, ausentismo, votaciones guiadas por cuotas de poder y presiones de grupos de interés que, en conjunto, frenaron alrededor de 15% del proyecto elaborado por el grupo redactor del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.

Peor aún, el resultado –que ni Cuauhtémoc Cárdenas ni Andrés Manuel López Obrador ni Marcelo Ebrard consiguieron– llevará el estigma de haber sido alcanzado gracias a un trueque político: en diciembre de 2012 el mandatario local aceptó firmar el Pacto por México promovido por el presidente Enrique Peña Nieto.



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