CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- En la Escuela de Escritores de México (EEM), su director y sus docentes lo tienen muy claro: La base del trabajo es el talento, y la única manera de explotarlo es desde la horizontalidad, desde el diálogo entre escritor-maestro y escritor-alumno.
“Porque lo que creamos, lo que construimos es talento, algo muy delicado que se puede romper si esa relación genera desilusión o frustración”, explica el poeta Arturo Córdova Just, fundador del centro ubicado en Pitágoras 446, en la colonia Narvarte, Ciudad de México, en cuyo recibidor diversos afiches muestran pensamientos de escritores como Rosario Castellanos, Julio Cortázar, Elena Garro y Juan Rulfo.
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