La desolación arrebata espacios al pico y la pala

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Desolación, resignación y dolor se han apoderado de muchas calles de la Ciudad de México. Algunos vecinos cuyos edificios resultaron dañados ingresan de prisa a sus departamentos en un intento por salvar alguna cosa, algo de lo vivido en esos lugares. La orden es desalojar para que las autoridades revisen la estructura o, de plano, demoler.
Dos días después del sismo, un inmueble que se localiza en la calle Enrique Rébsamen esquina con avenida Xola fue desalojado. Las 18 familias que lo habitan lograron sacar parte de sus pertenencias, pero permanecen frente al edificio por temor a la rapiña.


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