MÉXICO, D.F., 11 de febrero (apro).- La tarde del domingo 5, antes aun de que cerraran los centros de votación que instaló el Partido Acción Nacional (PAN) en todo el país y cuando ya era irreversible la victoria de Josefina Vázquez Mota, una palabra anidó en las cabezas de los operadores de Ernesto Cordero: “Traición”.
No había otra explicación a lo ocurrido en varios estados estratégicos con los que contaba Cordero “””Guanajuato, Jalisco, Baja California y el Distrito Federal””” para vencer a Vázquez Mota en la primera vuelta, como el equipo de ésta temía aún la víspera de la jornada en la que el blanquiazul eligió candidata presidencial.
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