MEXICO, DF, 28 de julio (apro).- En un país donde el capo “más buscado del mundo” se escapa ante las narices de policías, militares, custodios y cámaras de videovigilancia, y el principal responsable de su custodia afirma que ante ese fracaso “no es momento de renunciar”, un director técnico de la selección mexicana de futbol es despedido por los mismos que lo pusieron, con el pretexto de que en sus 15 minutos de infamia demostró que no estaba a la altura de tan digno cargo.
En la sociedad del espectáculo, Miguel El Piojo Herrera fue un buen pretexto y contexto para que los medios electrónicos y las redes sociales se concentraran en la tragedia del tele-futbol mexicano y aplaudieran la expulsión de este personaje que agredió en el aeropuerto de Filadelfia a los conductores Christian Martinoli y Luis García, de TV Azteca. El coro griego a la mexicana pide que alguien, al menos, renuncie ante sus errores. Y los directivos del tele-futbol ofrecen la cabeza del Piojo.
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