CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Si no puedes cambiar la realidad, al menos transforma la percepción. Este es un viejo axioma de los publicistas y comunicadores políticos. La “realidad” finalmente se construye a partir de mensajes, selección de hechos y agenda informativa.
Los telepresidentes, como Enrique Peña Nieto, creyeron que bastaba con el rating, el entretenimiento y enormes sumas de dinero para tener la ecuación perfecta: percepción favorable en un mundo de “jodidos que sólo quieren evasión”; agenda informativa dominada por los comunicadores de la pantalla; y “mensajes positivos” de persistente negación de los problemas.
Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí