CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Antes añoraba la llegada del día en que se establecieran vacaciones judiciales en materia de amparo. Un mes al cambio de año, otro a la mitad, para que juzgados y tribunales, todos, pospusieran sus labores cotidianas y nos permitieran descansar. Nunca pensé en el impacto que dicha pausa tendría entre quienes nos dedicamos a litigar. Si no corren plazos, tampoco las prisas y a la clientela no le apura abonar.
Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí