MÉXICO, D.F., 29 de octubre (proceso).- En los países árabes los marchistas exigen los derechos civiles mínimos de una democracia. Sufragio efectivo, no dictadura, libertad de prensa. En Israel y los países de Europa, democracias ya de tiempo atrás, con esos derechos ya seguros, los marchistas colocan la vara de la dignidad civil más alto. Educación y servicios de salud gratuitos, habitación accesible, pensiones de desempleo y de retiro mejores.
En Estados Unidos, el gran propagador del capitalismo neoliberal y sede de su capital económica, Wall Street, los Indignados pueden enfocar sus exigencias al centro mismo del mal: ese 1% de ricos que poseen el 43% del pastel de la riqueza internacional, muchos de los cuales habitan en los rascacielos de Nueva York.
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