Mauro González-Luna Mendoza / CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La salida de las facciones foxista y calderonista de las filas del PAN, depura al partido. Las dos facciones son claras representaciones del gris y claudicante “Enanismo Político”, en brutal contraste con el “Humanismo Político” de los brillantes fundadores. Y al depurarse se supera potencialmente.
Dichas dos facciones consolidaron en su momento la deformación del partido iniciada formalmente en 1988 con la legitimación del salinismo, continuada en el 2000 con la entrega zedillista del poder al foxismo y consumada durante los seis años del calderonismo con su guerra irracional e ineficaz, su política antisindicalista y de abyecta sumisión al gobierno de Estados Unidos.
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