CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Nada de teatro. Un golpe de realidad.
El terremoto del 19 de septiembre sacudió a la capital del país y a varios estados a su alrededor. Todo lo común se paró: los trabajos, las escuelas, los eventos culturales. Mucha gente cargó cubetas y escombros, preparó sándwiches, donó víveres, sacó sus bicicletas para transportarlos, los empacó, los entregó, twitteó y compartió información, por cierto no toda verdadera.
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