Ciudad de México (Apro).- Ante el incendio del centro de detención migratoria de Ciudad Juárez, en el que fallecieron al menos 38 personas, marcando una de las peores tragedias en materia migratoria de la historia reciente del país, imperó una pésima coordinación en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, donde se impusieron las ambiciones personales de dos aspirantes a la sucesión presidencial.
Ayer, a medida que crecía la indignación por lo sucedido en la ciudad fronteriza, el presidente López Obrador responsabilizó a los migrantes reclusos por iniciar el incendio; el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, protagonizó una entrevista con Joaquín López Dóriga en la que se destapó como candidato a la Presidencia y declaró que la política migratoria incumbe al canciller Marcelo Ebrard Casaubón; y éste, quien hacía proselitismo en Nuevo León, aseveró que los “responsables directos” habían sido presentados ante la Fiscalía General de la República (FGR), dato que ninguna dependencia de gobierno –ni siquiera la Cancillería– pudo explicar.
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