CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).-Lo mismo en Oaxaca que en Morelos y la Ciudad de México, los ciudadanos han encarado a las autoridades por su protagonismo en medio de la tragedia. La desconfianza en el manejo de donativos ya causó irrupciones en instalaciones gubernamentales; los voluntarios se han confrontado con los cuerpos de seguridad y las Fuerzas Armadas por su proceder, y todos son sancionados en redes sociales por la desmesura.
El 19 de septiembre, en una esquina de las calles Chimalpopoca y Simón Bolívar, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, arribó en la tarde sólo para ser expulsado por cientos de voluntarios, familiares de víctimas y vecinos. Una mano anónima se le estampó en la nuca mientras que otros lanzaban agua al hidalguense, responsable de la política interior del peñanietismo.
Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí