Ciudad de México (Proceso).–En 1951 la publicación de El hombre rebelde de Albert Camus llevó a su autor a una dura polémica con Jean-Paul Sartre en Les Temps Modernes, que entonces dirigía. El fondo de ella, iniciada por uno de sus colaboradores, Francis Jeanson, era la acusación de que con su crítica a la izquierda estalinista y su denuncia de los campos de concentración soviéticos, Camus traicionaba a la clase obrera de la que provenía y pasaba a formar parte de la derecha. Tanto para Sartre como para Jeanson, las promesas de justicia del marxismo justificaban el crimen por más indignante y espantoso que fuera. No eran, por lo tanto, de la misma especie que aquellos cometidos por el fascismo. Bajo ese criterio, uno y otro soslayaban tanto la base del pensamiento de Camus: la negativa a justificar el crimen aún en nombre de los más hermosos sueños, como la no menos dura crítica que el propio Camus hacía en el mismo libro al fascismo y a la derecha católica.
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