VALPARAÍSO, 21 de mayo (proceso).- El legado de Pablo Neruda está secuestrado. Sus inmuebles, derechos de autor y hasta su nombre de pluma han sido usurpados por la Fundación Pablo Neruda, dirigida por el abogado Juan Agustín Figueroa, quien apenas lo conoció y en cuya gestión ha privilegiado el lucro al cumplimiento de la voluntad del poeta. El señalamiento no es nuevo pero lo avivó la denuncia de Manuel Araya, asistente del poeta, quien afirma que el Premio Nobel chileno fue asesinado (Proceso 1801).
Neruda concibió a la Fundación Cantalao “””así se llamaría””” como la instancia que administraría su legado. Los estatutos de la institución fueron redactados por el amigo del Nobel y ministro de Justicia de Allende, Sergio Insunza y son desconocidos para la mayor parte de la opinión pública. Mario Casasús, reportero del diario chileno El Clarín, los publicó parcialmente el 11 de agosto de 2005.
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