BOGOTÁ, 29 de agosto (proceso).- Las retroexcavadoras se enfilaron contras las viviendas de ladrillos marcadas con la “D” de “demolición”, y las volvieron escombros en tres minutos. Sus moradores, quienes ya habían sido sacados por la fuerza, perdieron muchas de sus pertenencias en la operación. Mujeres, niños y hombres adultos fueron formados en fila por militares, quienes hoscamente les pidieron sus documentos. A los inmigrantes indocumentados les ordenaron que se marcharan del país y, como si se tratara de delincuentes, los escoltaron hacia la frontera.
La escena no ocurrió en la Franja de Gaza ni eran soldados de Israel reprimiendo a refugiados palestinos. La destrucción de viviendas y las deportaciones masivas tuvieron lugar en Ureña y San Antonio, Venezuela, poblaciones fronterizas con Colombia, por órdenes del presidente venezolano Nicolás Maduro.
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