MÉXICO, D.F., 4 de junio (proceso).- En fechas recientes se ha debatido intensamente sobre la censura de los narcocorridos, de manera que cualquier contribución a este debate tiene que partir de una precisión de principio; para empezar por lo obvio: nadie pretende hacer una apología del crimen organizado, pero igualmente nadie puede negar que los eventos indeseados que están sucediéndose en la república han sometido a la sociedad mexicana a una severa realidad deletérea, de tal suerte que la zozobra, la angustia y la incertidumbre son las constantes que gobiernan nuestra vida cotidiana.
En toda sociedad, sobre todo en una que se halla en transición, como la mexicana, las expresiones culturales obedecen a sus propios cánones, así que su ámbito tiene y debe ser evaluado conforme a ellos. Intentar sustraerlas de sus cánones naturales conduce fatalmente a equívocos, a extravíos y a graves confusiones.
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