Arturo Rodríguez García
MÉXICO, D.F., 25 de mayo (proceso).- Si el poder en México se configuró a partir del reparto del botín revolucionario y se prolongó en los “cachorros de la Revolución” “la identificación que Vicente Lombardo Toledano dio a Miguel Alemán Valdés en 1946 y sirvió para referirse a los herederos de la hegemonía política”, en el siglo XXI todo sigue en manos de las descendencias: Los cachorros de los cachorros de la clase política.
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