CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Una de las características de la posverdad requiere mezclar dos tantos de mentiras y uno de verdad y presentarla como información noticiosa, confiable. Eso le ha pasado a la Dra. María Álvarez-Buylla, directora designada del Concacyt, a quien los detractores del presidente electo se le han ido a la yugular desde ayer por el “pecado” de asegurar el buen uso de los recursos del Conacyt para el 2019 y tener márgenes de maniobra para operar la institución emblemática de la ciencia y la tecnología del Estado mexicano.
Primero. Políticos contrarios a Morena y sus seguidores descalificaron a Álvarez-Buylla por “querer dar órdenes desde ahora” en el Conacyt. Eso es una falsedad. Es absurdo la propia especie. Lo que hizo la directora designada fue solicitar que no se comprometieran recursos económicos correspondientes al 2019. Nunca fue una orden porque carece de atribuciones legales para ello. Fue una solicitud la cual está amparada en el derecho de petición previsto en el artículo 8º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, derecho que, dicho sea de paso, es una prerrogativa de todo ser humano.
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