MÉXICO, D.F., 16 de julio (proceso).- Aun cuando los dos principales protagonistas “””Felipe Calderón y Elba Esther Gordillo””” se empeñan definirlo como acuerdo político, lo cierto es que se trata de un acto de clientelismo electoral: posiciones en el gabinete (ahora se sabe que ambos hablaron también de diputaciones, senadurías y hasta gubernaturas, pues el propósito era ganar algunas circunscripciones) a cambio de votos. Así de sencillo.
Según su dicho, Calderón comprometió simplemente respetar las posiciones que le había entregado su antecesor Vicente Fox. Pero omitió señalar la prenda más preciada para la lideresa del SNTE: la subsecretaría de Educación Básica de la SEP, que él mismo entregó a Gordillo. Lo que sí otorgó entregó Fox a la maestra fueron posiciones clave en Fovissste, ISSSTE, Lotería Nacional y la secretaría técnica del Sistema Nacional de Seguridad Nacional, lo que le significó acceso a recursos e instrumentos de control de su sindicato, pero no la subsecretaría. De haberlo hecho, le hubiera dado el control de la estructura educativa.
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