El miércoles pasado abordé el tema de las implicaciones de la recientemente aprobada Ley del Secreto Profesional del Periodista y Cláusula de Conciencia para el ejercicio periodístico en la CDMX. Es conveniente ampliar lo ya expuesto como punto de partida para que quede claro por qué esta ley es un despropósito. Hay, por supuesto, elementos que sustentan mi dicho. Veamos.
Primero. El 7 de junio de 2006 se publicó por vez primera en México, la Ley del Secreto Profesional del Periodista en el Distrito Federal a iniciativa del entonces diputado Carlos Reyes Gámiz, que hicieron suya todas las fracciones parlamentarias de la entonces Asamblea Legislativa, promulgada por Alejandro Encinas como jefe de gobierno.
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