LIMA (apro).– Hasta hace un par de años, la madera procedente de la tala ilegal en la Amazonía peruana, una de las zonas con mayor biodiversidad del planeta, salía prácticamente sin ningún control del país sudamericano y se regaba por el mundo.
En 2015, dos organismos autónomos del Estado encargados de las aduanas y de la supervisión de los recursos forestales comenzaron a intensificar los controles y encontraron una ruta de madera ilegal hacia Estados Unidos por la que cada años salen miles de metros cúbicos, una buena parte de los cuales recalan en México, concretamente en el puerto de Tampico.
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