Edén de mexicanos y extranjeros, Quintana Roo padece los estragos de la delincuencia organizada. En sus playas, bares y restaurantes la venta de droga, homicidios, robo y extorsión cada vez más encajan en el panorama de los cotidiano. El epicentro de esta violencia es Cancún, cabecera de Benito Juárez, cuya alcaldesa con licencia, María Elena Lezama Espinosa, se ha lanzado por la gubernatura pese a los malos resultados que dio en materia de seguridad. A escala estatal, de un sexenio a otro, la comisión de homicidios se disparó 160%.
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