Ciudad de México (Apro).- El mundo y la parte demócrata norteamericana, conmocionados por la imagen de Valeria y su padre muertos en el río, en tanto México, país de los hechos, en babia, con la cabeza baja, sin salir aún de su infancia, entretenido con juguetitos nuevos, salvo excepciones. Una vergüenza que duele, que cala, hondo.
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