CIUDAD DE MÉXICO (apro-cimac).- “Hoy somos víctimas, pero nunca más. Nunca más vamos a ser las violadas de Atenco”, dice María Patricia Romero Hernández, comerciante que el 3 de mayo de 2006 fue detenida por decenas de policías locales, estatales y federales cuando se disponía a abrir su negocio, ubicado en el mercado “Belisario Domínguez”, en el municipio mexiquense de Texcoco.
Hace once años policías municipales, estatales y federales fueron desplegados en Texcoco y en el municipio aledaño de Atenco como una estrategia para impedir que floricultores instalaran sus puestos de venta. Fue allí donde detuvieron a Patricia, la golpearon y posteriormente la torturaron y violaron como respuesta al intento que ella y su padre hicieron para impedir que golpearan a su hijo, Arturo, de entonces 17 años de edad.
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