GUADALAJARA, Jal. (apro).-Otello (1887), la penúltima ópera de Giuseppe Verdi (1813-1901), fue estrenada cuando el autor tenía 74 años de edad y ya era venerado en toda Italia, no sólo como el grandísimo compositor que era, sino como un prominente político (llegó a ser diputado y senador) que participó activamente en la reunificación de su país.
Habían pasado 16 años desde la composición de su ópera anterior, Aida, y la gente suponía que no volvería a componer, pero sorprendió al público con esta monumental ópera y aún habría de escribir otra, ahora sí la última: Falstaff. Basada en la tragedia homónima de William Shakespeare (1564-1616), de quien estamos conmemorando su 400 aniversario luctuoso, hacía treinta años que no se representaba Otello en suelo mexicano, aunque Enrique Bátiz dirigió esta ópera en el año 2000 al frente de la OSEM (Orquesta Sinfónica del Estado de México) y con Antonio Barasorda y Olga Makarina en los papeles principales, pero fueron funciones en forma de concierto, sin escena.
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