PELIGROSA IGNORANCIA

MÉXIOC, D.F., 10 de diciembre (proceso).- No hay político tradicional en México al que no le resulte satisfactorio salir en sus spots, en sus mensajes televisivos o en sus fotos personales con una biblioteca a sus espaldas, mostrando libros encuadernados en cuero finísimo a un lado de su escritorio o a su diestra, con todo y que ese entorno no sea más que un mero artificio para dar una imagen ficticia de su nivel educativo y cultural.
Desde ese trasfondo imaginario está ocurriendo la mutación de una nueva especie de político mexicano. Surgió hace un sexenio como una alteración destemplada, con Vicente Fox y sus repetidas pifias literarias, si así pudieran llamárseles, pero luego creció con una camada de tecnócratas y burócratas cobijados en distintas secretarías del actual gobierno (el lenguaje que frecuenta el titular de la Secretaría del Trabajo es más que demostrativo) y de otros personajes gubernamentales (cómo no recordar el grado alcanzado con la verborrea etílico-religiosa del actual gobernador de Jalisco), pero continuó su evolución con los vergonzosos desatinos y trabalenguazos de la lideresa del SNTE, y se ha consagrado con los discursos monotemáticos de Felipe Calderón que insiste en afirmar que su principal tarea es la de combatir al crimen organizado, cuando nadie le ha señalado lo contrario, pero no atina a reconocer que las críticas no son por ejercer una responsabilidad hasta de sentido común, sino por la manera fallida como lo está haciendo y por el tremendo desastre nacional que ha generado su gobierno.


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