CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- A principios de septiembre, en torno a las fechas de su quinto informe de gobierno, el presidente Enrique Peña Nieto inició el juego sucesorio: desplegó una campaña publicitaria por la continuidad, descalificó al principal opositor a su partido y perfiló su intromisión tanto en la vida interna del PRI como en el proceso electoral que definirá en 2018 al próximo presidente de México.
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