CIUDAD DE MEXICO (proceso).- En el mundo fantástico en que parece vivir el presidente Enrique Peña Nieto no hay boquetes mortales en carreteras, producto de la corrupción. Tampoco desaseos electorales que frustren aspiraciones ciudadanas y pongan en entredicho la credibilidad de las instituciones electorales.
En ese mundo mágico tampoco hay una justicia blandengue que no acierta a poner en su lugar a exgobernadores expoliadores del fisco, impunes, cómplices de delincuentes y corruptos sin límite.
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