Poder para matar

Denise Dresser

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- La muerte toca la puerta y entra. Sin matices, sin distinciones, sin cotos reservados. Alcanza a cualquiera en la calle, en un carro, rumbo a casa o de regreso a ella. Y ahora posa su mano gélida incluso sobre los candidatos políticos; en los últimos meses más de cien han sido asesinados, al margen del partido al que pertenezcan, independientemente de la fuerza política que los postuló. Hombres y mujeres en campaña, baleados, golpeados, desaparecidos. Como escribe Mauricio Merino, “la macabra puntualidad de la muerte” llega ahora a los municipios, a las alcaldías, a los distritos electorales. La sangre tiñe las campañas y las boletas. Tiñe a México.



Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí