México D.F., 4 de agosto (apro).- La debacle del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en las elecciones intermedias del pasado 7 de junio fue producto de una combinación de factores: la división interna propiciada por la firma del Pacto por México en 2012, la penetración del crimen organizado en su estructura, y su acercamiento con el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Pero el declive se recrudeció aún más en la capital del país porque la ciudadanía dio un “voto de castigo” al perredismo por la mala elección de sus candidatos, la corrupción imperante en las delegaciones políticas que administraba y, sobre todo, por el mal gobierno de Miguel Ángel Mancera.
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