CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Hay un refrán famoso que dice: “dondequiera se cuecen habas”. Es decir, en este mundo no hay lugar o persona que se escape en algún momento de la imperfección, el error, la falsedad.
Y aunque el ser humano es “polvo que piensa”, no deja de ser polvo y con frecuencia su pensar flaquea, yerra o de plano, se ausenta. Con la mira puesta ya en Navidad, escuela de reflexión personal y colectiva, escribo este artículo en un tiempo en que prevalece la irrealidad elevada a insensatez y para muchos “genialidad”.
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