CIUDAD DE MÉXICO (apro).- “¡Repudio total al fraude electoral!” no es sólo la consigna de ciudadanos burlados, sino una definición política y sobre todo ética, que nunca ha perdido su vigencia en México, pero que hoy es más vigente que nunca.
Una tras otra, haciendo una lista interminable, se acumulan las evidencias de las trampas urdidas y materializadas por Enrique Peña Nieto y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Estado de México y Coahuila. Tan grave es el fraude electoral en una y en otra entidad, que deben anularse las dos.
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