CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Hablar de la parresía es volver a la palabra indomable ante el poder, a la indicativa del pensamiento sin rodeos, a la verdad que se ama asumiendo el riesgo. Es ella la parresía, dice Foucault, como el “beso mesurado” de la madre que se posa sobre la frente del infante, y que sella “la verdad del sentimiento que se experimenta”. Divido en tres este texto sobre la parresía: palabra tensa como la del arco.
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