BOGOTÁ (apro).- Rodolfo Hernández, el multimillonario de derecha que se convirtió en la sorpresa de los comicios presidenciales de Colombia el pasado domingo, al pasar a la segunda vuelta electoral junto con el izquierdista Gustavo Petro, es uno de esos candidatos a los que la gente les perdona todo.
A sus 77 años, su facha de abuelo bonachón le ayuda a sortear sus frecuentes deslices. Y quizás por eso se da el lujo de mostrarse ante los colombianos como un hombre del común que puede ser impulsivo, machista, xenófobo, clasista, ignorante en muchos temas que cualquier aspirante a la presidencia debería conocer, y hasta intolerante con sus críticos y con quienes no piensan como él.
Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí