MONTERREY, NL (apro).- Rostros de una mujer (Orpheline, 2016) se adentra en la vida de cuatro mujeres, en igual número de etapas de su vida. Aparecen una adulta, una joven, una adolescente y una niña. Todas son bellas y extremadamente emproblemadas. Las historias se van relatando entrelazadas para ir revelando situaciones al límite que las hacen avanzar, siempre, hacia un estado cada vez peor.
En un complejo ejercicio narrativo narrado en francés, que parece mostrar cuatro cortometrajes separados en una sola producción, el director Arnaud des Pallieres va moviéndose en el tiempo y el espacio intentando unir cada una de esas vidas desechas en un solo relato que tiene hilos demasiado delgados que las unen.
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