Leonardo Boix
LONDRES, 1 de agosto (apro).- Cuando el 2 de diciembre de 2010 los 22 miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA eligieron en Zurich a Rusia como sede del Mundial de Fútbol 2018, no previeron que ese país se convertiría años más tarde en el centro de las críticas mundiales por la polémica anexión de Crimea y por haber apoyado con armas a grupos separatistas en Ucrania, presuntos responsables del derribo de un avión con cerca de 300 personas a bordo.
Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí