CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La muerte de Karla Pontigo Lucciotto, de 22 años de edad estremeció a la sociedad potosina, que pasó después a la indignación, cuando su familia develó sus sospechas de lo que inicialmente fue consignado por la Procuraduría de Justicia estatal como un “homicidio accidental”, pero que en realidad, se trató de un feminicidio.
Karla era estudiante de nutrición y trabajaba como edecán en una discoteca llamada “Play”, ubicada en la capital del estado. Era hija de una familia trabajadora: su madre es empleada de una maquiladora y su hermano mayor trabajaba también para mantener sus estudios.
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