MÉXICO, D.F., (apro).- Sarah Furay, de 19 años, es una joven muy activa en las redes sociales pero se volvió realmente famosa al conocerse que traficaba todo tipo de drogas y es hija de un agente de la Administración para el Control de las Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés).
Su padre es Bill Furay, agregado en Panamá de la DEA y su madre una maestra en el College Station de Houston, Texas, lo que según medios locales le ayudó a obtener una fianza relativamente baja en un país donde los afroamericanos enfrentan desproporcionadas penas de cárcel por posesión de narcóticos.
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