MÉXICO, DF, 18 de mayo (apro).- “La emoción se ha ido” y esta vez para siempre.
Lucille, la hermosa guitarra negro y cereza que lucía como un faro junto al negro más hermoso al pulsarla, BB King, quedará para siempre con su sonido de bulbos nítidos como el instrumento mayúsculo del placer: el del blues que no muere, aunque mueran los dioses del blues.
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