CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Pervertidos y pervertidores humanos: a los 350 años de mi nacimiento y 272 de su muerte, ¡paciencia!, servidor tiene que sufrir que su obra más célebre, “Los viajes de Gulliver”, sea considerada como lectura de adolescentes y jóvenes, ¡qué disparate! Tal calificación solo se debe a la estupidez de críticos e historiadores de la literatura, pues como ya aclaré a mi amigo Pope en 1725, siempre escribí no para entretener al lector, sino para exhibir al humano como es en realidad, un ser presuntuoso, frívolo, insustancial, tonto, mentiroso o perverso por naturaleza.
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