CIUDAD DE MÉXICO (apro).– “Si nos salva, seremos sus esclavos”, dijo una niña de siete años que pasó 17 horas protegiendo con su brazo a su hermano, debajo de los escombros de una vivienda que se derrumbó durante el terremoto de 7.8 grados en Turquía y Siria.
“Señor, si nos salva a mí y a mi hermano, seremos sus esclavos por el resto de nuestras vidas”, indicó la menor al rescatista que los encontró en Besnaya-Bseineh, un pequeño pueblo de Haram, Siria, quien le respondió: “no, no”.
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