MONTERREY, N. L. (apro).- En el poblado El Cilatrillo, de la Sierra de Santiago, don Jesús recuerda que, con los aguaceros recientes, hubo un deslave de tierra y rocas originada por la erosión del suelo que dejaron los incendios de marzo, que arrasaron con 8 mil 500 hectáreas de bosque, de acuerdo con cifras oficiales.
Muestra una roca enorme, del tamaño de una persona, que se detuvo apenas al otro lado de la carretera a San José de la Boquilla, frente a la panadería de su propiedad, donde hornea pays y pasteles de maíz, para vender entre los turistas que por ahí circulan los fines de semana.
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