CULIACÁN, Sin.– El gobernador morenista Rubén Rocha Moya está al borde del abismo cuando llega a la mitad de su sexenio. Acorralado por su presunta relación con el Cártel de Sinaloa y con el territorio que gobierna semiparalizado por la violencia que ha dejado decenas de víctimas, el mandatario se encuentra bajo el escrutinio de los órganos de inteligencia del gobierno federal mexicano ante la sospecha de haber tomado partido por el grupo criminal de Los Chapitos, traicionando a la facción del Mayo Zambada.
De acuerdo con información obtenida por Proceso, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y los servicios de inteligencia militar “dan seguimiento personal y mantienen vigilado” a Rocha Moya por instrucciones del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador y con el aval de la presidenta, Claudia Sheinbaum.
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