México D.F., 18 de junio (apro).- Ayer, revisando algunas cajas con software antiguo, libros, diskettes, fotocopias, manuales voluminosos, encontré gran cantidad de discos de 5.25 pulgadas cuya capacidad es de más o menos 380 KBytes, sí, KBytes. Hoy en día muchas fotos ocupan cada una de ellas esta cantidad de bytes y si vamos a esto, en uno de estos discos flexibles quizás nos habrían cabido un par de fotos a lo más. Hoy, la cantidad de información que recibimos -incluso en el teléfono inteligente- supera por mucho la capacidad de almacenamiento que había en los años ochenta del siglo pasado.
Me pregunté entonces ¿qué información contendrían esos “floppy-disks” de 5.25? Desde luego que estaban etiquetados y en algunos casos estaba escrito “documentos”, “tesis”, “juegos”, “código fuente”, pero esto no me daba más que una pista sobre lo que podrían contener. Sabía yo, por ejemplo, que en alguna ocasión decidí usar un procesador de palabras llamado PC-Write, el cual me parecía estupendamente escrito y era muy ágil. Todos mis documentos estaban en ese procesador de palabras que funcionaba en modo texto, era “shareware” y francamente me parecía una joyita de la programación.
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