“Soliloquio”

CIUDAD DE MEXICO (apro).- En el estudio de servidor, estimados lectores, hay un estante en el que se encuentran, en desorden, autores de obras que tratan de filosofía, antropología, sociología y otros temas recurrentes en la problemática del ser humano. En noche pasada, al mirar distraídamente dichas obras, mis ojos se fijaron en la que tiene por título “La rebelión de las masas” de J. Ortega y Gasset, que detonó en mis pensares los siguientes pensamientos que, al que escribe la presente, considera que pueden ser de interés a los posibles lectores de la misma.

En ese soliloquio mental, servidor se encontró diciendo al autor de tal libro: respetado don José, con la admiración que se merece, creo que se equivocó en el diagnóstico, pues en modo alguno, la teoría que expone en su ensayo, es un absoluto… no se cumple en esta globalidad en la que vivimos… en ella para nada se ha dado la rebelión de las masas, como usted lo afirma… lo que se realiza es más bien la manipulación de las mismas por las élites del poder… para beneficiar sus muy particulares intereses y privilegios… ante todo de una, la que inició su lucha por conseguir ser una de ellas desde el Renacimiento: la llamada burguesía… tan admirada por usted… y su ideología: el liberalismo… cosa natural que corresponde… piensa servidor… a individuos… que como usted mismo ha confesado ser… son partidarios de la historia, de la interpretación de la misma como un hecho radicalmente aristocrático, de seres excepcionales… como lo señala que lo es la burguesía en su obra, ya que en la misma escribió lo siguiente: “Una nueva clase apareció, más poderosa en número y potencia que las preexistentes: la burguesía… que poseía, ante todo y sobre todo una cosa: talento, talento práctico. Sabía organizar, disciplinar, dar continuidad y articular el esfuerzo humano”… clase que… según su personal opinión… ha sido igualmente la creadora del Estado moderno al producirse la decadencia de los reyes por la gracia divina. En sus palabras: “El Estado es una metáfora reinventada por la burguesía… pues aquella nave (la de la autoridad por la gracia de Dios) era cosa de nada; apenas si tenía soldador, apenas si tenía burócratas, apenas si tenía dinero”… y señala… la burguesía, “con la Revolución Francesa se adueñó del poder público y aplicó al Estado sus innegables virtudes, y en poco más de una generación creó un Estado poderoso que acabó con las revoluciones. Desde 1848, es decir, desde que comienza la segunda generación no hay en Europa verdaderas revoluciones”.



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