CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La cruenta guerra que desató la invasión de Rusia a Ucrania ha provocado que muchos ojos en todo el mundo vuelvan la vista a una región pocas veces contemplada. Hasta ahora sabemos que innumerables países dependen de la producción de gas de Rusia, de la producción del trigo y cebada del corredor Rusia-Ucrania, de donde sale también más del doble del aceite de girasol y hasta México tiene que recurrir a sus fertilizantes.
Un atrevido viaje de la periodista noruega Erika Fatland por las repúblicas de Asia Central, con el título que encabeza este artículo, nos lleva a entender la diversidad de una enorme porción de lo que fue la Unión Soviética, que en un breve lapso pasó de 22 millones 402 mil 200 a 17 millones 75 mil 200 kilómetros cuadrados, ya como Federación Rusa. Y, pese a esa pérdida, continúa siendo el país más grande del mundo.
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